5 Maneras de asegurar una relación sana
La paz y la armonía en nuestras relaciones interpersonales con los demás siempre deben ser el objetivo. No importa si nos consideramos introvertidos o extrovertidos o un poco de ambos, las relaciones con los demás son una necesidad en nuestra existencia.
Ya sea que hablemos de familia, compañeros de trabajo, amigos o personas que vemos regularmente en nuestras actividades cotidianas, las relaciones sanas con los demás hacen la vida más feliz, más fácil y más pacífica.
A menudo llegamos a un punto en las relaciones donde debemos discernir entre ser nuestro ser más auténtico y, al mismo tiempo, no herir los sentimientos de los demás.
Mientras que muchas personas se quedan atrapadas en el rol de habilitador, complaciente o víctima (es decir, le entregan su poder a otra persona para agradar primero a esa persona en lugar de a ellos mismos), uno debe saber que no pueden serlo todo para todos.
Por mucho que siempre nos gustaría estar en lo correcto y vivir de acuerdo con el lema, “es mi camino o la carretera”, siempre llegará un momento en que nuestro comportamiento dañe los sentimientos de los demás y se nos pedirá que escuchemos a la perspectiva de otra persona y abordar nuestro propio comportamiento en consecuencia.
Mientras ambas partes se sientan vistas, escuchadas y valoradas, hay una buena posibilidad de que cualquier desacuerdo se aleje de ambas partes sintiéndose satisfechas. Cuando ambas partes se sienten respetadas y se honran sus sentimientos, esta es la receta para una conexión sana.
A continuación hay 5 sugerencias para ayudar a que cualquier relación se mantenga del lado de la salud y la funcionalidad:
“No estás aquí para evaluar y diagnosticar las imperfecciones de los demás. Estás aquí para ubicar el tuyo “. ~ Amy Larson
1) Nunca diga “lo hizo”, di siempre “lo siento”
A menudo, cuando estamos en una discusión con otro, los culpamos bajo el supuesto de que sabemos POR QUÉ hicieron lo que hicieron.
Sin embargo, nunca estamos en la mente de nadie más que la nuestra, por lo tanto, nunca podemos estar seguros de la motivación detrás de las acciones de otra persona. Lo que sí nos pertenece son nuestros propios sentimientos hacia el comportamiento de otra persona.
Entonces, en lugar de señalar con el dedo hacia afuera diciendo cosas como “Deberías haber …”, o “¿Por qué …?” Podemos darle la vuelta diciendo: “Me siento … cuando tú … para mí…”.
En este punto nos apropiamos de la verdad de la situación, que es que teníamos un sentimiento relacionado con la forma en que actuaba una persona, pero nunca podemos culparlos.
Cuando le decimos a las personas en nuestras vidas cómo sus acciones nos hicieron sentir en lugar de decirles por qué hicieron lo que hicieron, les damos el espacio para que se expliquen a sí mismos, o para disculparse sin tener que defenderse.
Cuando las personas no se defienden constantemente contra nosotros, es sorprendente cuánto más están dispuestos a escuchar nuestros sentimientos y cambiar su comportamiento para respetar nuestras emociones.
2) Sigue siempre tu más alta sabiduría
Nuestra sabiduría más elevada siempre está enraizada en el amor, por lo tanto, cuando seguimos su guía, notaremos que estamos más inclinados a tomar el camino más alto en nuestras relaciones.
Cuanto más tomamos decisiones con el amor como nuestra guía (y eso significa primero el amor propio ) notamos que el perdón, la compasión y la empatía son fáciles. Y si la situación nos obliga a alejarnos de una relación que se ha vuelto insalubre o abusiva, incluso eso se convierte en una opción fácil.
3) Reconozca dónde puede estar apegado
Cuanto más nos fijemos en una persona o en el resultado de una situación, podemos estar seguros de que se ha formado un vínculo no saludable.
Las relaciones que están enraizadas en la comprensión y la libertad nunca se mantendrán unidas por el miedo (ya sea miedo a perder a otro, miedo a ser lastimado, miedo a decepcionar a otro, etc.).
Cuando ambas partes se sienten libres de ser lo que quieren ser sin preocuparse de perder al otro o molestar al otro, proporciona un terreno de juego parejo de dos individuos que no intentan poseer o manipular al otro. Este es siempre el ambiente más saludable para que florezca una relación.
4) Estar dispuesto a ser honesto y vulnerable
La vulnerabilidad es la máxima fortaleza. Cuanto más confianza tiene uno en sí mismo, más confían en sus propios sentimientos e intuición en una situación, y más dispuestos están a comunicar estos sentimientos a otra persona sin temor a ser juzgados, criticados o rechazados.
En cualquier relación, ambas partes tienen derecho a que sus sentimientos sean valorados y considerados. Las relaciones sanas se caracterizan por dos personas que se sienten seguras de ser vulnerables con el otro mientras que al mismo tiempo sienten que sus emociones son respetadas por el otro (incluso si la otra persona no necesariamente está de acuerdo con ellas).
5) Reconozca que todas las relaciones están aquí para ayudarlo, pero no todas están aquí para quedarse
No hay relación en nuestras vidas que no nos va a enseñar algo sobre nosotros mismos. Todas las relaciones se desarrollan para devolvernos al amor incondicional para nosotros y para los demás.
Cuanto más entrenemos nuestras mentes para ver las lecciones que debemos aprender en todas nuestras relaciones, más rápido evolucionamos hacia mejores versiones de nuestros antiguos yoes.
Sin embargo, una vez que una relación ha expirado, es importante estar dispuesto a dejar ir a la gente. Cuanto más nos atemos a las relaciones no saludables, más de nuestro precioso tiempo se desperdicia en la disfunción, y eso nunca es bueno para nadie.