4 Razones Por Las Que Cedemos Nuestro Poder Personal
Cuando nos permitimos abandonar nuestro Poder Personal, solemos sentir un vacío emocional incomprensible, nos agobia la tristeza y el miedo. Tal vez no nos damos cuenta de lo que pasa, pero si reconoces en ti esos síntomas, considera la opción de indagar sobre lo que estás cediendo. Esto es más común de lo que se cree.
Te has preguntado porqué los niños pequeños actúan con decisión, determinación y entusiasmo, pero a medida que crecen van perdiendo la seguridad en si mismos? Es evidente que nos moldean desde pequeños para seguir un patrón establecido en la sociedad, lo cual genera que terminemos cediendo nuestro poder personal a otros, y por ende, nos volvemos cada vez más infelices.
Regalar tu poder personal te quita la fuerza mental, pero mantener el control en tu vida requiere que tomes una decisión consciente para recuperar tu propio poder.
Antes de que puedas crear un cambio positivo, necesitas reconocer las diferentes formas en que has cedido tu poder.
Situaciones en las que perdemos nuestro poder personal:
Al pasar los años, vamos desconectándonos de nosotros mismos, entre el trabajo, el materialismo, los sufrimientos, el ego y el miedo, se nos pasa la vida totalmente fuera de nosotros mismos. Por ello es necesario considerar los siguientes puntos para aprender a recuperarnos a nosotros mismos.
1. Solemos olvidar nuestra esencia:
Nuestra vida se basa en hacer honor a lo físico, olvidándonos de la parte espiritual de nuestro YO, como un todo, constituido por un cuerpo físico, mental, emocional, espiritual y ancestral, los cuales deben mantener un equilibrio. Básicamente nos identificamos con lo que dicta nuestro EGO, olvidando nuestra intuición o la coherencia interna de nuestra alma.
“Nuestro cuerpo tiene un propósito principal: cobijar el alma.”
Entre silencios, renuncias, falsedades y apariencias, hemos desconectado nuestro Ser y olvidamos nuestra verdadera naturaleza.
En algunas culturas ancestrales, cuando un miembro de la tribu estaba débil o perdido, lo colocaban en el centro de un círculo formado por todos los familiares, y le aplicaban un ritual cantado, utilizando “el canto de su alma” que había sido previamente creado cuando nació. De éste modo, el alma se reintegra a la consciencia del individuo, devolviéndole la paz y la plenitud.
2. Acumulamos heridas emocionales:
Nuestra cultura nos inculca la creencia de que el dolor se debe evitar y negar, lo que hace que nos alejemos de las emociones negativas y las ignoremos u ocultemos, en vez de aceptarlas y atenderlas. Intentamos vivir con una máscara de positivismo, seguridad y felicidad que realmente nos dejan un vacío aún más grande.
Tendemos a acumular tristezas y pesares, miedos de la infancia, heridas profundas, abandono…sin buscar resolverlos. Todos éstos pensamientos limitantes están incrustados en nuestro subconsciente y los ignoramos. El dolor debe sanar, para que la herida cierre.
“Nunca permitas que tus heridas te conviertan en quien no eres realmente”
3. Permitimos la fragmentación de nuestro interior:
Nuestra alma se ve agobiada debido a las múltiples emociones diarias a las que se encuentra sometida, sin obtener el tiempo suficiente para procesar, integrar y recuperarse de nuestro vertiginoso ritmo de vida. Los momentos que vivimos a diario donde las emociones suben y bajan, necesitan de un alto temporal para ser asimiladas.
No nos tomamos el tiempo para reparar y sanar heridas que nos hacen perder nuestro poder personal. Con el pasar de los años, vamos fragmentando nuestro interior en múltiples vivencias no sanadas.
Así, nuestra alma se va quedando en cada antiguo amor, en cada amigo que se va, en cada fracaso o situación dolorosa, haciéndonos sentir cada vez más vacíos y solos
Por ello debemos hacer un alto, mirar hacia atrás e ir recuperando los pedazos de nuestra alma, los tesoros que hemos ido dejando por el camino.
Es muy importante aprender a ir despacio, y caminar solamente hacia nuestro interior, donde se hallan todas las riquezas que buscamos afuera con tanto frenesí.
Realizar un ritual de reintegración del alma resulta asombrosamente importante para recuperar las ganas de vivir y el sentido de nuestra vida.
4. Entregamos nuestro poder a los demás:
Nos encontramos absolutamente desenfocados, y en el fondo lo sabemos, pero no todos prestamos atención a este hecho.
Vivir atendiendo las demandas de las personas que nos rodean, comportándonos como ellos consideran que deberíamos hacerlo, dirigiendo nuestra vida por un despeñadero al seguir el llamado de la sociedad consumista y frívola…olvidamos atendernos a nosotros mismos y poner a valer nuestro poder personal.
¿Porqué nos hemos dejado convencer y manipular?
Resulta muy difícil escucharnos atentamente a nosotros mismos, cuando en nuestra cabeza abunda el caos. Nuestra voz interior grita y reclama, nuestra intuición es ignorada, debilitada ante el ego y la mente que todo lo sabe. Nuestra alma clama por tener silencio y quietud para poder manifestarse ante nosotros, y todo ésto ha desencadenado una triste realidad: hemos cedido nuestro poder personal.
En el momento en que ya no nos afecte la desaprobación externa, y nuestro verdadero ser emane desde nuestro interior, lograremos encontrar la paz y la plenitud tan añorada. Parece algo tan simple, pero nos ha llevado años de sufrimiento poder entenderlo.
El reencuentro con nosotros mismos:
Ya basta de debilitarnos a nosotros mismos para darle poder a nuestro ego. Recuperemos nuestro poder interior tomando las decisiones correctas, olvidándonos de complacer a otros. Ya no callemos la voz de nuestra alma, dejemos de ser juzgados y comencemos a SER.
Nuestro poder personal es nuestra fuerza vital y la energía que nutre de vitalidad nuestra existencia. La meta es lograr ser los verdaderos héroes de nosotros mismos expresando una autenticidad mágica!
Seguro que podemos! Vamos a por ello!
Aprende a mirarte desde adentro al cerrar tus ojos. ¡Observa tu interior!