Aprender a Decir “NO”

Aprender a Decir “NO”

Aprender a decir que NO, es un asunto bastante complejo, cuando no tuvimos la oportunidad de hacerlo en una edad más temprana. Tiene que ver con los límites, pero también tiene que ver con la posibilidad de elegir lo que quiero y lo que no quiero para mi vida, tiene que ver con la protección y la distancia que quiero marcar respecto de las cosas que me hacen mal. Tiene que ver con los permisos que recibimos y por lo tanto con los que nos damos, para poder tener la vida que queremos, aquella que nos hace bien, sin importar si los demás la aceptan o no.

A muchas personas se les enseña que NO es una especie de “mala palabra”, que es importante para que los demás nos acepten, que siempre estemos dispuestos a decir que si, que seamos accesibles, amorosos, solidarios, voluntariosos, complacientes, etc., como si cada una de estas palabras significara lo mismo. Es decir, que pongamos siempre las necesidades de los demás, por encima de las nuestras, no importa cuales sean cada una de ellas. Esto se aprende a través de las conductas que observamos de las personas responsables de nuestra crianza, ya sea que ellos mismos hayan sido complacientes con el mundo o que nos hayan exigido ser complacientes con ellos.

Y así transitamos la vida entendiendo que para ser felices, los demás nos tienen que aceptar. Y que para que eso suceda, no debemos ser nosotros mismos: debemos ser quienes los demás deseen, necesiten o nos pidan que seamos. ERROR!! La mayor parte de las personas con quienes interactuamos, comparten con nosotros ciertas etapas de nuestra vida. Sin embargo, es con nosotros mismos con quienes pasamos todos y cada uno de los instantes de nuestra vida. Entonces, como es??

Es imposible satisfacer las necesidades de todas las personas con quienes nos vinculamos. Lo fundamental es conocernos, aceptarnos, amarnos como somos, definir nuestros objetivos, los NUESTROS, animarnos a preguntarnos que queremos e ir detrás de ello, aunque parezcan sueños irrealizables. Ser absolutamente honestos con nosotros, sin miedos, aprendiendo a vivir y a disfrutar de nuestras emociones y nuestras ideas.

Y una vez que logramos esto, aprender a compartirlo y compartirnos con quienes piensan, sienten, viven como nosotros: teniendo la seguridad de que la vida es absolutamente dinámica, que todos los días tengo la oportunidad de aprender, experimentar algo nuevo, diferente, inclusive dentro mío.

Aprendamos a decir que NO a la crítica, a la agresión, a la descalificación, al “no vas a lograrlo”, al egoísmo sin medida, a la falta de responsabilidad sobre la consecuencia de nuestras conductas, al disfraz que nos impone la cultura o la sociedad para ser aceptados. A todas aquellas cosas que sepultan nuestra autoestima bajo una montaña de escombros de críticas, frustraciones, inseguridades, broncas que no nos pertenecen, que no tienen que ver con nuestra vida.

Y entonces le vamos a poder decir SI al afecto, las emociones, el disfrute, los proyectos saludables. Para poder vivir todos y cada uno de los días que nos toque vivir siendo lo mejor que podemos ser: nosotros mismos.

Fuente: Lic. Florencia Heredia

Pablo

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